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Se cumplen diez años de una de las grandes tragedias del pico Curavacas


Esta semana se cumple el décimo aniversario de una de las mayores tragedias que se han vivido en el pico Curavacas. Era un martes, 26 de enero de 2010. Los hermanos vizcaínos Juanjo y Dani Rodrigo Prieto, de 35 y 25 años y muy conocidos en los ambientes deportivos por su participación en distintos foros de montañismo, se habían desplazado hasta la Montaña Palentina para intentar hacer cumbre en una de las cimas más representativas de la zona junto al Espigüete. A las 14.59 horas de ese día, el mayor de los hermanos llamó al 112 para informa de que habían sufrido un accidente mientras escalaban en hilo en la ruta Cana Oblicua, a 2.100 metros de altura.

Tenían varias lesiones a consecuencia de una alud, pero estaban bien. Bien, pero atrapados. Los equipos de rescate no lograron llegar hasta el día siguiente. Ya era demasiado tarde. Juanjo y Dani no lograron sobrevivir a una noche con temperaturas inferiores a los doce grados negativos y rachas de viento de hasta 150 kilómetros por hora a pesar de que el dispositivo de búsqueda se activo de inmediato por las difíciles condiciones. Según reveló la autopsia que se realizó en el tanatorio de Cervera de Pisuerga, los dos hermanos murieron de hipotermia.

Esa misma primavera, un grupo de amigos y aficionados a la montaña se acercaron hasta el lugar para homenajear a las víctimas del suceso y hacer esa misma ascensión al Curavacas. Entre ellos estaba Luis Rodrigo, padre de los fallecidos, que pensó en honrar a sus hijos subiendo hasta 10 veces la fatídica montaña. Alcanzó esa cifra el pasado 19 de septiembre. «Siempre que he subido, he ido solo, no ha venido nadie conmigo. Así, arriba, si cantaba, reía o lloraba, no quería molestar a nadie, ni nadie me molestaba a mí. Hice las cien el 19 de septiembre del año pasado, yo tenía en mi cabeza esa fecha por mis cosas», explicaba en una entrevista en el Norte de Castilla. Finalmente no se quedará en la centena, sino que llegará hasta 126 personas, tantas como personas colocaron la placa en recuerdo de Juanjo y Dani en la cima.

Otra de las grandes tragedias del Curavacas fue el accidente de los conocidos como Los Faquires, tres montañeros palentinos que perdieron la vida un Martes Santo, en 1957, como consecuencia de un cambio repentino de tiempo y la llegada de una fuerte nevada que les impidió regresar a casa. Un documental narra su historia, que tuvo el mismo final que la de un joven también vasco de 34 años que el 27 de diciembre pasado resbaló en el hielo y cayó al vacío. Uno de sus compañeros dio la voz de alerta, pero sólo pudo recuperarse su cuerpo. Él fue, hasta el momento, la última víctima del Curavacas.

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