Una investigación para capturar amoníaco de aguas residuales realizada en Guardo recibe un premio internacional
La doctora berciana Mari Cruz García, investigadora de la Línea de Tratamiento de Residuos Ganaderos y de la Industria Agroalimentaria del Itacyl, ha recogido hoy el premio FLC Award for Excellence in Technology Transfer 2020, que concede el FLC (Southeast Region of the Federal Laboratory Consortium) de Estados Unidos. Se trata de una entidad que tiene el mandato del Congreso estadounidense para la educación, promoción y facilitación de la transferencia de tecnología a nivel nacional. El premio le ha sido otorgado por su participación en el estudio y transferencia de la tecnología de recuperación de nitrógeno amoniacal de los residuos utilizando membranas permeables a los gases, cuya fase experimental se realizó en Guardo.
Ha recibido el galardón, simbólicamente, de manera online, junto a uno de los investigadores más prestigiosos a nivel mundial en esta temática, el investigador del ARS-USDA (Agricultural Research Service), del Ministerio de Agricultura estadounidense, el Dr. Matias Vanotti, con quien lleva colaborando en el estudio y aplicación de esta tecnología desde hace más de cinco años. Esta investigadora lidera el grupo de Tratamiento de Residuos Ganaderos y de la Industria Agroalimentaria, en el que también trabajan sus dos compañeras: la burgalesa Berta Riaño y la cántabra Beatriz Molinuevo.
El trabajo consiste en capturar el amoníaco que pueda almacenarse tanto en aguas residuales como en purines. A través de unas membranas tubulares transpirables, fabricadas con materiales similares al teflón o el goretex, un ácido diluido se encarga de ‘atrapar’ ese amoníaco y transformarlo en un fertilizante líquido convencional de alto valor agronómico y económico.
Además del avance tecnológico que este estudio supone para el campo de la investigación agraria, hay que destacar los beneficios medioambientales que puede generar en un futuro, dado que se pueden evitar grandes cantidades de emisiones de amoniaco a la atmósfera, una vez que se aprovecha el nitrógeno contenido en esos desechos para emplearlo en la agricultura. Un claro ejemplo de la denominada ‘economía circular’.
Fruto de las investigaciones llevadas a cabo en ITACyL surge el proyecto Ammonia Trapping, el cual ha contado con un presupuesto de 1,7 millones de euros, y ha sido desarrollado en colaboración con la Universidad de Valladolid, la Funge, y las empresas Deporcyl, Enusa, Inderen y La Cañada.
Tecnología probada en Castilla y León
Es importante destacar, que esta tecnología ya se ha probado en las instalaciones de una explotación de ganado porcino en Guardo (Palencia), en otra explotación de gallinas camperas en Aldealafuente (Soria) y en una planta de biogás en Juzbado (Salamanca), todas ellas con resultados positivos y esperanzadores.
Esta tecnología puede recuperar el 98 por ciento del amoníaco de los desechos ganaderos, lo que permite resolver los problemas de excedentes de este gas en las explotaciones, con los consiguientes beneficios económicos y ambientales.
Gracias a la transferencia de conocimiento de esta tecnología, desde el Itacyl se ayudará al sector a resolver sus problemas de excedentes de amoníaco, a sustituir fertilizantes comerciales y, en definitiva, a hacer más competitivas sus explotaciones.
La premiada ha competido con proyectos presentados por la NASA, la EPA, el CDC, entre otros. El Comité de la FLC ha premiado la calidad del estudio y la tecnología desarrollada, así como la capacidad de transferencia de esta tecnología a las empresas de sectores tan diversos como la ganadería, el tratamiento de aguas residuales, lixiviados y otras corrientes industriales con alta carga en nitrógeno.
Ha recibido el galardón, simbólicamente, de manera online, junto a uno de los investigadores más prestigiosos a nivel mundial en esta temática, el investigador del ARS-USDA (Agricultural Research Service), del Ministerio de Agricultura estadounidense, el Dr. Matias Vanotti, con quien lleva colaborando en el estudio y aplicación de esta tecnología desde hace más de cinco años. Esta investigadora lidera el grupo de Tratamiento de Residuos Ganaderos y de la Industria Agroalimentaria, en el que también trabajan sus dos compañeras: la burgalesa Berta Riaño y la cántabra Beatriz Molinuevo.
El trabajo consiste en capturar el amoníaco que pueda almacenarse tanto en aguas residuales como en purines. A través de unas membranas tubulares transpirables, fabricadas con materiales similares al teflón o el goretex, un ácido diluido se encarga de ‘atrapar’ ese amoníaco y transformarlo en un fertilizante líquido convencional de alto valor agronómico y económico.
Además del avance tecnológico que este estudio supone para el campo de la investigación agraria, hay que destacar los beneficios medioambientales que puede generar en un futuro, dado que se pueden evitar grandes cantidades de emisiones de amoniaco a la atmósfera, una vez que se aprovecha el nitrógeno contenido en esos desechos para emplearlo en la agricultura. Un claro ejemplo de la denominada ‘economía circular’.
Fruto de las investigaciones llevadas a cabo en ITACyL surge el proyecto Ammonia Trapping, el cual ha contado con un presupuesto de 1,7 millones de euros, y ha sido desarrollado en colaboración con la Universidad de Valladolid, la Funge, y las empresas Deporcyl, Enusa, Inderen y La Cañada.
Tecnología probada en Castilla y León
Es importante destacar, que esta tecnología ya se ha probado en las instalaciones de una explotación de ganado porcino en Guardo (Palencia), en otra explotación de gallinas camperas en Aldealafuente (Soria) y en una planta de biogás en Juzbado (Salamanca), todas ellas con resultados positivos y esperanzadores.
Esta tecnología puede recuperar el 98 por ciento del amoníaco de los desechos ganaderos, lo que permite resolver los problemas de excedentes de este gas en las explotaciones, con los consiguientes beneficios económicos y ambientales.
Gracias a la transferencia de conocimiento de esta tecnología, desde el Itacyl se ayudará al sector a resolver sus problemas de excedentes de amoníaco, a sustituir fertilizantes comerciales y, en definitiva, a hacer más competitivas sus explotaciones.
La premiada ha competido con proyectos presentados por la NASA, la EPA, el CDC, entre otros. El Comité de la FLC ha premiado la calidad del estudio y la tecnología desarrollada, así como la capacidad de transferencia de esta tecnología a las empresas de sectores tan diversos como la ganadería, el tratamiento de aguas residuales, lixiviados y otras corrientes industriales con alta carga en nitrógeno.
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