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Los agentes medioambientales sanan y liberan un aguilucho cenizo en la Montaña Palentina

Los agentes medioambientales de la Junta de Castilla y León han liberado en la Montaña Palentina a un ejemplar de aguilucho cenizo que fue recuperado cuando se encontraba herido. Los profesionales de la Consejería se encargaron de sanar al animal, que fue hallado con una luxación en una extremidad. Tras ese proceso, fue puesto en libertad en una zona del Alto Pisuerga y "ya vuelva libre de nuevo".  

Según detalla la organización ornitológica SEOBirdLife, pocas rapaces hay tan ligadas a las actividades humanas como el aguilucho cenizo, una especie que, en nuestro territorio, depende estrechamente de las grandes extensiones cultivadas de trigo y cebada, donde, a falta de los grandes herbazales que conforman en otros lugares su hábitat predilecto, instala los nidos. A cambio de alojarse en los cultivos del hombre, el aguilucho cenizo elimina ingentes cantidades de topillos, ratones, langostas y aves granívoras, que constituyen sus presas habituales.

Un censo realizado en el 2006 estableció la población reproductora en aproximadamente 6.000-7.400 parejas. Sin embargo, no existen datos fiables que permitan análisis precisos a escala más local, lo que, unido a las fluctuaciones poblacionales que presenta la especie de unas temporadas a otras, impide conocer su situación real. En todo caso, se considera que el declive de la población española podría ser alarmante de no aplicarse las medidas de conservación y manejo que actualmente se están adoptando.

Se trata de un migrador transahariano, cuyos efectivos ibéricos invernan en África occidental. En nuestro territorio aparece desde finales de marzo, con una mayor afluencia en el mes de abril, y abandona las áreas de reproducción a mediados de julio para dirigirse a sus zonas de invernada. A diferencia de otras rapaces, los aguiluchos cenizos no se concentran exclusivamente en el área del Estrecho para efectuar el paso al continente vecino —pues son capaces de salvar importantes brazos de mar—, sino que este tiene lugar en un amplio frente que los lleva a recalar tanto en las costas marroquíes como en las tunecinas.

Es un ave propia de grandes extensiones abiertas y, en general, desarboladas, desde herbazales y brezales de montaña hasta carrizales. En nuestro país, sin embargo, se trata de una especie particularmente ligada a los cultivos de cereal —sobre todo, trigo y cebada—, que constituyen su hábitat principal, aunque una fracción minoritaria de aves se instala en matorrales, pastizales o humedales, fundamentalmente en regiones montanas del norte y en áreas costeras.














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