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El colegio San Gregorio de Aguilar recibe el Premio Vicente Ferrer del Ministerio de Exteriores


La Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) ha celebrado este lunes en su sede en Madrid la entrega del Premio Nacional de Educación para el Desarrollo Vicente Ferrer a quince centros educativos, sostenidos con fondos públicos, que impulsan una ciudadanía global, solidaria, comprometida con la erradicación de la pobreza y el desarrollo sostenible. Entre ellos se encuentra el colegio San Gregorio de Aguilar de Campoo por su proyecto 'La pecera de las emociones'.

En su X edición, el Vicente Ferrer de Educación para el Desarrollo, ha galardonado a quince centros educativos españoles de educación primaria, secundaria y formación profesional de Andalucía, Aragón, Cantabria, Castilla la Mancha, Castilla y León, Comunidad Valenciana, Galicia, Madrid, Navarra y Alhucemas (Marruecos).

Este Premio reconoce las prácticas educativas de centros sostenidos con fondos públicos que hayan desarrollado acciones, experiencias educativas, proyectos o propuestas pedagógicas destinados a sensibilizar, concienciar, desarrollar el espíritu crítico y fomentar la participación activa del alumnado en la consecución de una ciudadanía global, solidaria, comprometida con la erradicación de la pobreza y sus causas y el desarrollo humano y sostenible.

Este año, el premio consiste en un diploma acreditativo y en la participación del Seminario de Intercambio y Formación en Buenas Prácticas en Educación para el Desarrollo llevado a cabo en la República Dominicana la semana pasada. Allí han podido conocer de primera mano los proyectos que la Cooperación Española lleva a cabo en el terreno e intercambiar y conocer experiencias de los otros centros educativos galardonados

La pecera de las emociones
El Colegio San Gregorio lleva años inmerso en un proceso de cambio e innovación que busca ofrecer al alumnado metodologías activas, participativas y significativas que consigan hacer de ellos personas más competentes a nivel integral.

Precisamente con el objetivo de atender a la educación en todas sus dimensiones, decidimos que era ya no solo importante, sino necesario, acercar desde la escuela conceptos como ciudadanía global, empatía, capacidad de autocrítica, responsabilidad social…, que convierta a nuestro alumnado en personas críticas, reflexivas y activas en y con el entorno que les rodea.

Y así es como nació La pecera de las emociones, un proyecto en el que los alumnos hacen un viaje a través de seis de los diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible recogidos en la agenda 2030 por la Organización de las Naciones Unidas.

Buscando una metodología significativa y siendo conocedores de la importancia de la educación emocional desde edades tempranas, utilizamos esta como vehículo para hacer más tangible el contenido del proyecto. De esta manera, todo el alumnado de Educación Primaria trabaja a través de las emociones el contenido de cada Objetivo de Desarrollo Sostenible.

Así pues, nuestros alumnos se indignan ante la calidad educativa, se asombran ante la falta de recursos hídricos o sienten satisfacción al comprobar que pueden aportar su granito de arena para reducir el consumo a nivel internacional; porque mientras se indignan, se asombran o sienten satisfacción, están poniendo en juego sus emociones, y eso hace que lo que aprenden sea más significativo.

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